Hola Rafa,
Ricardo, Juanma, Julio, Rosa, Belén, Carlos, Buenos días a todos. Hace casi un
año que me reclamáis un post que os explique, de primera mano, las razones
últimas del follón este que pasa en Cataluña. Lo prometido es deuda, i ahí va…
Que no. Que no
estamos locos ni esperamos unos golpecitos en la espalda diciéndonos cuánto nos
queréis. Que nosotros a vosotros, de hecho, también os queremos mucho. Que la cosa
se ha roto y que nos hemos dado cuanto que no hay tu tía. Que seremos todos fruta
dulce, de piñón grandote y piel aterciopelada, pero que unos sois melocotones y
nosotros albaricoques. Y que por mucho que estéis orgullosos de vuestro tamaño,
queremos seguir siendo albaricoques, y que no pasa nada.
¿Cuánto hace que
leéis en la prensa acerca de la desafección catalana? ¡Jolines! Las teles y la prensa
de Madrid habrán hecho todos los trucos de magia que queráis escondiendo la
manifestación contra la sentencia del Estatuto del 2010, o la del once de
septiembre de hace un año, vale… Pero a mi me habéis tenido en Madrid dándoos
la tabarra ¿desde hace cuánto? ¿Dos? ¿Tres? ¿Cinco años? No te rías Carlos, ni
me digas que llevo “toda la vida” hinchándote la cabeza, que es verdad… pero
una cosa soy yo y otra es el resto la sociedad catalana en bloque, a peso, de
arriba abajo y de izquierda a derecha. Y es bonito, desde aquí claro, porque
ver a un pueblo decir “basta, hasta aquí llegaron las aguas”, siempre te hace
pensar, o creer, que “no vale todo”.
Y es que no
podemos más. En serio. Ni es la crisis, ni el gobierno del PP, ni el
desprestigio de las instituciones españolas, ni que ahora queramos privilegios
ni mandangas. O al menos no son sólo esas cosas que también os afectan. La
verdad es que estamos hartos.
La ilusa idea de
que España pueda reformarse, convertirse en un estado que tenga en
consideración real nuestra diferencia cultural –algo que no sólo afecta a la
lengua- nos la creímos. Vaya… nos la hemos venido creyendo desde hace 150 años.
Y lleváis razón en que no se entiende la idea de España sin Cataluña, porque desde
aquí nos hemos devanado los sesos y reventado la cornamenta intentando ayudar a
hacer de España un estado democrático, moderno, europeo, porque así –y de ahí
nuestra gran frustración- por arte de birlibirloque se convertiría en un país
respetuoso de la diferencia, heterogéneo, plural y amable con todos sus
ciudadanos. Pues va a ser que no.
Oyes, ¡que no!
Que el catalán no es una lengua para estar por casa, que es la lengua del país
y que no queremos ser redimidos de ella a través del castellano. Que nos parece
muy bien saber idiomas, pero que resulta indignante que los partidos españoles
coincidan tanto en las virtudes del bilingüismo en Cataluña, y tan poco en el multilingüismo
en Las Cortes. ¡Que no cuela! Si España tanto valora la convivencia entre
culturas, ¿cómo es posible que en democracia no haya pensado en dignificar institucionalmente
los idiomas distintos al castellano? Y no me vengáis con componendas y ofensas
del tipo “qué ridículo que entre españoles debamos usar el pinganillo cuando
todos hablamos la lengua común”. ¿Qué tal unas cátedras de catalán en las
Universidades Españolas? ¿Qué tal no intentar dividirnos el idioma y tomar
conciencia de que la cuarta parte de la población española se expresa en
catalán? ¿En lugar de inventarse localismos, LAPAOS y demás torpedos a nuestra
línea de flotación? ¿No hubiese sido más inteligente? Pues no. Los presidentes
de gobierno españoles sólo se ponen el pinganillo una vez cruzan los Pirineos,
y constatan que sólo con el castellano no se va a ninguna parte.
Porque esa es
otra, os han vendido –por aquí es un virus que también ha afectado a algunas
personas con la cabeza llena de pajaritos- aquello de “el nacionalismo se cura
viajando”, y la otra… la otra frasecita del típico enterao de la vida, “en un mundo globalizado ¿qué sentido tiene
poner fronteras”? Las respuestas están claras, ¿no? Más viajo, más viajamos
todos los catalanes, más daneses, portugueses, uruguayos, noruegos, croatas,
israelíes o irlandeses conocemos. Y toda esta gente es bien feliz de ser lo que
es. Y toda esta gente nos dice –alemanes incluidos- que ellos están encantados
de hacer negocios en inglés, pero que si alguien les tiene que vender algo a
ellos, quieren que el otro haga el esfuerzo de vendérselo en su lengua, ¡no
jodamos!, ¡claro!. Pues a nosotros, los catalanes, hace 35 años que España no
nos intenta seducir con nada, ni vendernos nada, y mucho menos –habrase visto- ¡en
catalán! Eso sería el acabose.
¿Que qué sentido
tiene poner fronteras? Pues el de asegurarse que el esfuerzo colectivo de una
sociedad redunda en sus miembros en forma de servicios ¿no? Aquello de dotarse
de un sistema acordado por los ciudadanos, basado en la representatividad
democrática, en la solidaridad impositiva, en la protección de los más débiles…
como hace España, Italia, o Canadá. Alguno me dirá, pero ¡si eso ya lo tenéis
en España! Ay… Pues va a ser que no. Vivimos en un país donde votan los kilómetros
cuadrados, un lugar en el cual cuando un catalán optó a ganar unas elecciones
generales –animalico… el pirata del Roca
Junyent- la prensa le preguntaba: “¿Cómo se le ocurre, siendo catalán y presentándose
por Barcelona en lugar de por Madrid?”. Corrían los primeros 80… cierto es que
desde Cataluña tendríamos que haber sospechado que “algo” no iba del todo bien,
¿no? Y, supongo, que no querréis que os hable de la solidaridad impositiva,
pero lo haré…
A ver… que si,
que Madrid también, que pasa en todo el mundo, que bla, bla, bla. Si. Vale. ¿Y qué?
Cuando se rompe el vínculo nacional, cuando uno ve que sus impuestos siempre
van a solucionar el mismo problema y que no hay propósito de enmienda, y cuando
encima de ello el estado no cumple con las inversiones, no cumple con las
leyes, ni con las transferencias, ni con nada, ¿qué esperáis? Es más… ¡¿Qué no
veis que el mundo globalizado nos obliga a todos, a nosotros y a vosotros, a
buscarnos la vida por ahí, y de manera urgente?! Que se ha acabado la cosa esa
de los mercados cautivos, las exclusivas de distribución, la copia patillera de la tecnología extranjera…
Tenemos que producir, salir al mundo y espabilarnos. Todos, ¿eh? ¡Que vosotros
también! Que ya podéis esperar sentados que os vengan de fuera a montar
industrias aquí, que eso las grandes compañías ya no lo van a hacer más.
Finito. Game over. Koniec. A currar y a colgarse el hatillo a la espalda y a
vender por esos mundos de Dios, como todos.
No podemos
esperar, ni esperamos, que España cambie a corto plazo. De hecho, estamos
convencidos de que si no nos dotamos de la herramienta de un estado propio
vamos a desaparecer del mapa como pueblo en dos generaciones. De hecho,
compartimos esa predicción con el PP y con el PSOE, que están empeñados en que
eso ocurra, según ellos así: muerto el perro muerto la rabia. Y lo vemos tan claro
que estamos dispuestos a afrontar la incertidumbre que supone todo esto con
ilusión, y a hacer lo único que sabemos hacer… que es currar y intentar pasar
hacia abajo generacionalmente nuestra forma de entender el mundo, que no será
ni mejor ni peor que la vuestra, pero que es a la catalana.
Mirad… nosotros
nos vamos. Nos iremos suavemente o de forma traumática. Ayudadnos a hacerlo sin
que se rompan demasiadas cosas y sin imponernos nada. Decidles a vuestros
políticos, a vuestros medios, que echar a Cataluña de la Unión Europea, quizás
alimente el discurso del miedo, pero que será un estropicio y un mal negocio
para las empresas españolas. Decidles, que más vale tener un país vecino amigo
que una región en permanente estado de cabreo. Decidles a vuestros amigos que
si los catalanes se largan, España, ahora sí, deberá afrontar seriamente su
economía productiva, que quizás seguir enviando subvenciones europeas a los
Duques de Alba y privilegiando a la casta funcionarial de siempre no acaba de
ser un buen plan de negocio.
Desde Cataluña,
desde nuestra amada y soñada República catalana, saludaremos vuestros cambios,
y ayudaremos en lo que podamos. Pero, amigos míos, cada uno en su casa y Dios
en la de todos, nosotros nos bajamos que “se nos ha girado faena”, como decimos
por aquí.
Abrazos,
P.D. Y disfrutad
de los partidos con el Barça, que igual este año que es el último.
Genial!!!
ResponEliminaAmigo Joaquim. Me he comprometido a valorar el posterior, y lo haré, pero vaya por delante que no dices nada que no hayamos comentado ya, y que sabes que me dais mucha envidia.
ResponEliminaTenemos tanto que comentar que mejor lo hacemos con unas cervezas (en septiembre voy seguro, y no solo a agradeceros el PoG al Garriga y a ti), pero no me resisto a explicar muy brevemente mi punto de vista, que sé que es minoritario en esto como en casi todo, pero que es el de una pequeña parte de los españoles.
No tengo ni una gota de sangre catalana en mis venas, pero os siento tan cercanos como a cualquier otro ciudadano del Estado . Os quiero y respeto vuestra cultura, vuestra historia y vuestra lengua como si fueran mías, y eso no lo cambiará el que compartamos un Estado. Entiendo y respeto vuestros motivos, y es probable que de ser catalán estuviera enarbolando la estelada. Sin embargo, me entristece profundamente esta situación porque supone la constatacion de un fracaso a día de hoy incuestionable: el de un proyecto político de Estado en el que cupiesemos todos. No se si la última oportunidad de que funcionase la mataron con la segunda República o si la enterraron con esa gran mentira que es la transición, pero las personas y las ideas que os han llevado al renunciar a ese proyecto por el que tanto han trabajado generaciones de catalanes son las mismas que nos arruinan el presente y el futuro a nosotros, a quienes nos quedaremos atrás cuando os marches, porque tengo claro que os vais.
vosotros os vais con vuestro nuevo comienzo, y con vosotros se va buena parte de lo mejor que teníamos. Vosotros os marcha is cargados de ilusión, y nosotros nos quedamos sepultados por toda la caspa que nos arruina a todos desde hace siglos. Espero que comprendas mi tristeza, que no tiene nada de reproche, y que me hagas un huequecito en vuestro nuevo país, porque me dan ganas de irme con vosotros.
Lo de amenazaros con excluiros de la UE, permíteme que ni lo valore. Solo es un síntoma de lo que estamos hablando. Me lo tomaría como un chiste malo pero, lamentablemente sé que los energúmenos que mandan en España lo dicen muy en serio. Eso sí, si el precio de la independencia son un puñado de años fuera de la UE, yo lo pagaba encantado. De hecho, creo que tal y como están las cosas hasta saldriais ganando.
Un Abrazo!
Un abrazo de vuelta, nen!
EliminaRBZ
EliminaFijate que compartí el articulo de Savalls en mi Facebook sin haber leido antes tu respuesta.....y con ella ahora, me doy cuenta de que estaba (estás) en lo cierto.
A mi tambien me da pena por todo lo que podia haber sido y probablemente ya no será.....pero nunca, nunca voy a tener ningun problema con gente con la cabeza encima de sus hombros y generosidad de pensamientos.
Salud amigo...
Primero de todo, quiero felicitar a Savalls por su artículo que pienso compartir en mi muro de Facebook. Bon treball, amic!
EliminaYo soy catalán, nacido en Barcelona hace ya 40 años (uuff, cuesta hasta escribirlo) y soy un favorable a la independencia de Catalunya. Antes no lo era, por una sencilla razón, confiaba en una España capaz de llegar a una tercera república y ser un país moderno y competitivo. Todo eso murió poco a poco. Viendo mi alrededor. Viajando por España. Leyendo la prensa nacional e internacional... todo se oscurecía muy deprisa y más por haber nacido en Catalunya.
Aquel 11 de septiembre en que miles (no conozco el número exacto) de ciudadanos salieron a las calles pidiendo salir de España, vi un nuevo futuro posible. Donde poder empezar de cero y crear un estado afín a nuestro carácter: cultural, político, histórico...etc
No todo serán 'flors i violes' como decimos aquí. No será fácil y pueden ser años complicados. Pero al menos nuestro destino lo escribiremos nosotros.
Decirte RBZ, que nuestra hospitalidad seguirá siendo la misma. Pase lo que pase. Tengo la suerte de tener amigos en Madrid -con sus ideas y su extrañeza de mi postura-, que saben que tienen una casa en Barcelona siempre que quieran. Lo mismo te digo a ti.
Saludos a todos.
Una abraçada!
Estimado Rafa,
ResponEliminaComo siempre, desde hace siglos, Catalunya te espera a ti y a todos los que querais venir a ganaros la vida honradamente con los brazos abiertos.
Senyor Savall, una vegada més em trec el barret davant vosté!!
También será una oportunidad para España: ya no tendrá un imperio que vigilar y afrontar el guturo como lo hizo Austria en su día... Quizás se ponga el sol... pero hay un mañana en que volverá a salir... Y, pese a todo, aún yéndonos, no os dejaremos solos...
ResponEliminaNo sera gens facil. Hi ha gent que vol fer mal a Catalunya fins i tot aqui mateix.
ResponEliminaNomes si som capaços de treballar units i de ser ferms, serem un pais democratic i just per tothom. Aquesta ha de ser la gran riquesa de Catalunya.
Crec que la idependència de Catalunya serà altament beneficiosa per a España. Es veuran obligats, per pura supervivència a fer allò que no han fet durant 300 anys.
ResponEliminaEstá claro que la independencia de Catalunya redundará en un doloroso beneficio para España: se acabó la cultura de la subvención. Claro que si esa "cultura" se hubiera acabado antes igual no se habría llegado a donde estamos, pero eso es otra historia.
ResponEliminaCreo sinceramente que la separación es lo más beneficioso para ambas partes.
Es ridículo pensar que el Barcelona con una Catalunya independiente no jugará en la liga española. Lo mismo con las fronteras. La independencia no levantará fronteras ni aranceles, serás un asunto administrativo de control de los ingresos propios, no de poner aduanas y una casetita con un Mosso pidiendo pasaportes.
ResponEliminaNo se si seré la excepción, pero simpatizo tanto con el independentismo como con España. Todo depende del momento. Cuando oigo el himno de Riego o veo las pelis de Berlanga, me siento español. Cuando en el "APM?" veo lo que vomitan 13TV, la COPE, intereconomierda o las portadas de La Razón, me siento de las CUP. Cuando leo a Machado o veo el Guernika, me siento español. Cuando oigo la información deportiva de la SER, me siento de ERC.
ResponEliminaPodría seguir y no parar.
Creo que el nacionalismo español debería reflexionar y bajar la intensidad de su estupidez para que los que votamos partidos independentistas podamos llegar a tener la opción de no hacerlo.
Sigo sin ver el sentido a todo esto...¿Con la independencia vamos a cambiar algo?¿Vamos a ir a mejor?¿Vais a hacer algo distinto a la tóxica democracia de España?¿ Vais a destronar a los políticos mentirosos, ladrones, que están condenando y hundiendo a nuestro país y a nuestra todavía comunidad autónoma? La respuesta es clara...no, por desgracia no. No vais a hacer nada nuevo, ni revolucionario que cambie o mejore el concepto cada vez más erróneo de democracia en la que vivimos y que abra una nueva luz en este mundo cada vez más absorbido por el capitalismo.
ResponEliminaEntonces, ¿Qué sentido tiene?
Y por tanto, ¿No es más lógico volver a unirnos todos como un pueblo libre y luchar por nuestros derechos y obligaciones, para así poder ser libres de verdad? ¿no deberíamos unirnos y hacer una DEMOCRACIA REAL? En mi opinión Cataluña y España son una y parte de la misma, nuestra sangre lo confirma así (sino mirad quienes nos gobiernan jejejeje)
Tenemos que abrir los ojos y luchar por nosotros y para nuestro futuro.En vez de luchar entre nosotros por ver quien es mas Español o más Catalán, debemos que luchar por ser mejores los dos, sin etiquetas, sin envidias, sin odios, para así, hacer una sociedad mejor. Que nuestro futuro está en juego.
Me gusta tanto el post como los comentarios que le acompañan por la ausencia de descalificaciones, a pesar de que se expresan sentimientos.
ResponEliminaSoy catalán y apuesto por la independencia porque a mi juicio ya no hay manera de quedar en España de una forma limpia. Si todo queda en nada, y se sigue como hasta ahora, el sentimiento de agravio en Cataluña seguirá en aumento. Si se consiguen cambios, ya sean de financiación como de organización del Estado, se verán como otra concesión a los caprichosos catalanes, a menos que se explique y se interiorice la necesidad de ellos por parte del resto de los españoles. Dadas las manipuaciones mediáticas que se vienen haciendo desde hace tanto tiempo para sacar réditos políticos por ambas partes, veo muy difícil superar estos estereotipos a corto plazo.
No comparto el análisis de muchos medios estatales de que todo es un montaje de CiU, como tampoco comparto la lectura de que los males de Cataluña vienen exclusivamente de España y que la independencia lo curará todo. Para mi es importante que la independencia no sea "contra" el resto de los españoles, sino que se entienda que no compartimos una concepción de Estado que pretende homogeneizar, en lugar de vivir la diversidad como una riqueza.
Si queréis conocer mi opinión de forma más extensa os dejo este enlace sobre la Via catalana: http://edupelegricst.blogspot.com.es/2013/09/unidad-o-uniformidad.html
De Anònim al Anònim del 14 de sept 12:25
ResponEliminaEs que no has entendido de qué va la historia, que ya estamos cansados de intentar cambiar cosas en España, que queremos que las cosas cambien de verdad, y como ya hemos visto el rechazo que ello supone, mejor nos dedicamos a nuestros problemas. Que cada palo aguante su vela. Yo me dedicaré a mejorar las cosas en mi casa, sin que nadie me diga que por ello soy más o soy menos, que con España ya ví que no podía hacer nada más. Si, hemos tirado la toalla en mejorar España. La damos por imposible y por perdida. Demasiado años luchando por nuestra dignidad e integración en condiciones de igualdad. Demasiados fracasos.
Nosotros lucharemos ahora para que Catalunya vuelva a tener su espacio limpio, su adimistración eficiente, sus recursos en orden, y que la España que queda luche por sus cambios, a lo mejor ahora verá que lo necesita, si puede o quiere.