La deriva nacionalista hunde el turismo en Madrid

Los datos son concluyentes. Según cifras del propio Ministerio la capital de España registró una caída de más del 10% en las pernoctas turísticas el pasado mes de julio. Se trata del tercer mes consecutivo de pérdidas millonarias para el sector turístico madrileño, que ve su futuro con preocupación.

Fuentes consultadas por esta redacción, atribuyen el descenso a la deriva nacionalista protagonizada por el gobierno español. El caso del cierre de la verja de Gibraltar es muy comentado en los círculos hosteleros de la capital de España. “Amenazamos violentamente a un pequeño país como Gibraltar, contraviniendo el espíritu de concordia fundacional de la Unión Europea y poniendo en una delicada situación diplomática a un aliado como el Reino Unido. La casta política ha inventado el conflicto para tapar los recortes y la corrupción”, comentaba airado el propietario de una de las cadenas de bocatas de calamares de mayor solera del foro.

La realidad es que ante el espectacular crecimiento que viven otras regiones como Cataluña, las Canarias, Valencia o las Baleares, Madrid se hunde en los rankings y sus bares y terrazas están al borde del colapso económico.

Los expertos vaticinan un empeoramiento del sector, y consecuentemente una profunda caída del consumo y del P.I.B. Miembros destacados del mundo económico madrileño señalaban a este redactor que las causa son muy profundas y de difícil solución.

Los turistas no entienden la suciedad imperante en los suelos de nuestros bares, repletos de cabezas de gambas. Tampoco entienden la chulería indomable de los militantes nacionalistas del PP, sus brillantinas y sus polos. La falta de una solución digna a los ancianos preferentistas despierta un rechazo que ha hecho cancelar sus viajes a Madrid a decenas de millares de familias escandinavas, mientras que los portugueses aducen el racismo contra su país de la prensa deportiva madridista para dejar de visitar estos lares.

Basta un paseo por el centro de la Villa para comprobar por uno mismo la apariencia desértica a la que nos han llevado los políticos españoles. Permisivos con partidos políticos de ideología nacionalsocialista como Falange, algo totalmente intolerable para el turismo alemán, israelí y norteamericano.

Recientemente, un afamado vendedor de laca para caballero –sector que sigue funcionando a la perfección a causa de las desorbitadas subvenciones que recibe del Ayuntamiento al considerarlo industria identitaria- me comentaba por lo bajini: “El otro día estaba tomando unas cañas en el mercado de San Miguel y pude oír al cliente que tenía a mi lado y, por su acento deduje que se trataba de un turista catalán, por lo que siguiendo nuestra tradicional hospitalidad le pregunté si había visitado la exposición que organiza nuestra Caixaforum”,  a lo que el periférico le contestó para su mayor asombro: “No mire, no he venido a hacer turismo, es que consto como residente en Madrid para que mi patrimonial no pague tantos impuestos, pero yo... vivir, lo que es vivir, vivo en Barcelona”.

Lo dicho, queridos lectores, esperamos con ansia cambios en el liderazgo político madrileño, vengan de donde vengan, alguien que ponga orden y concierto... porque si seguimos permitiendo esta deriva nacionalista española, en contra de un mundo globalizado y sin fronteras, seremos relegados al provincialismo y al hundimiento de nuestras ya exiguas expectativas de futuro.